miércoles, 30 de septiembre de 2015

...recibe la mejor visita (III)

En la anterior entrada nos dejé en el shinkasen camino del norte. Como ya dije, este día fue muy largo con muchas visitas planeadas. Después de ver esa mañana una de las vistas más bonitas de Japón, en Miyajima, fuimos a ver el que se considera el mejor castillo de Japón, el de Himeji.

Aunque ya había algún fuerte en la colina Himeyama, el castillo se empezó a construir en 1580 y se amplió hasta la forma actual 30 años más tarde. La construcción que se puede ver ahora es la original aunque, por supuesto, se ha reformado varias veces. La última de ellas comenzó en 2009 y frustró mis planes de visita con mi madre en 2011. Fueron unas obras muy largas, hasta finales de marzo de este año, así que, por apenas unos días, esta vez mi madre no se quedó con las ganas de nuevo.

La primera vista que se tiene del castillo es desde una gran explanada antes de comenzar una pequeña subida hacia la colina donde está situado.


Mis planes para el viaje de mis padres incluían una visita a Himeji con los cerezos en flor, pero, por desgracia, aún era un poco pronto y en la mayor parte de ellos los brotes estaban nada más que comenzando a asomar. Una pena, porque según parece, este parque es uno de los más famosos donde disfrutar del Hanami. Por suerte, había algún árbol que ya estaba bastante guapo.


El castillo es bonito pero tras la reforma me dio la impresión de que los tejados tenían más parte blanca que antes, por lo que no hay tanto contrasto entre ellos y el resto de las paredes.


De todas maneras, sigue pareciendo formidable con su gran base de piedra y sus 6 pisos construidos en madera, aguantados principalmente por dos grandes pilares de madera.


No es que los pilares se vean en la foto anterior pero la maqueta da una idea de la complejidad de la estructura de madera.

Como acababan de terminar la reconstrucción, a pesar de subir el precio, había una buena cantidad de gente así que el interior estaba bastante lleno, especialmente al ir subiendo pisos ya que el espacio se va estrechando. Desde la parte más alta se tiene una vista incomparable de la ciudad.


Al terminar la visita al castillo volvimos a la estación, la cual se encuentra al final de la avenida que se ve en la foto anterior, y continuamos el viaje hacia el norte, que ya se nos estaba haciendo tarde. Y como también se me hace tarde a mí, dejaré esta entrada aquí.



Besos para ellas y abrazos para ellos.