jueves, 1 de septiembre de 2011

...festivalea con su madre

Como veo que las aventuras de la Mama en Japón tienen bastante interés, voy a empezar con ellas.

Lo malo es que lo primero que puedo contar es una desventura, pero empecemos por el principio. Mi madre salió de Oviedo un jueves por la mañana para llegar al aeropuerto de Haneda, en Tokio, el día siguiente a las 6 de la mañana. Yo decidí ir a buscarla al mismo aeropuerto para lo que tuve que coger un autobús nocturno que tardó siete horas en llegar a Tokio a la misma hora que el avión (podéis echar cuentas a ver a qué hora salí de Sendai), luego tuve además que coger un tren y un monorraíl (esto es para darme un poco de coba y que veáis lo buen hijo que soy). Pero esta no es la desventura. Cuando llegué al aeropuerto y estaba esperando por mi madre con la cámara en la mano para darle la bienvenida, salió una chica que se dirigió directamente hacia mí. Entre su inglés y mi japonés entendí que la maleta de mi madre se había quedado en París y que necesitaban una dirección donde enviar la maleta que llegaría al día siguiente a Tokio. Como no nos íbamos a quedar ese fin de semana allí, le di mi dirección en Sendai por lo que me dijo que en lugar del sábado, nos llegaría el domingo. Adelanto aquí que la maleta llegó sin ningún problema y además no la inspeccionaron, para mi alivio, ya que los quesos que venían en ella llegaron sin problema. Lo mejor de todo es que mi madre, que no sabe hablar en inglés, se acabó entendiendo con las azafatas y el personal de tierra entre francés, italiano y spanglish.

Después de solucionar este incidente, cogimos los correspondientes trenes para volver a Sendai. Aquí tengo que decir también que, y no es por darme más bola, me dejé una pasta en viajes en tren. Para mí, el modo más cómodo de viajar aquí es utilizando el tren bala o shinkansen, pero también es el más caro, dicen que incluso más caro que el avión en según qué trayectos y según qué ofertas. Mi madre se cogió un JR Pass de 21 días que le servía para coger cualquier tren de la compañía JR (excepto el Nozomi, un tipo de shinkansen que hace la línea hacia el sur desde Tokio) que viene a ser la Renfe de aquí. Este tipo de pases sólo los pueden coger los que entran en el país como turistas, así que yo no puedo ya que estoy aquí con visado de trabajo.

Llegamos a Sendai a la hora de comer, cosa que hicimos, siendo la primera comida japonesa de mi madre en Japón (aunque luego terminaría comiendo con palillos casi sin problema, no utilizó cubiertos ni siquiera esta primera vez). Y luego llevé a mi madre a mi apartamento para que descansara un rato y yo me fui a trabajar hasta por la tarde. Ese fin de semana no nos quedamos en Tokio porque era el festival Tanabata en Sendai, del cual hablé un poco en una entrada anterior. En este tipo de festivales se pide por mejorar las habilidades técnicas y artísticas. La leyenda dice que la princesa Orihime, que tejía muy bien, un día conoció a un pastor, Hikoboshi, que vivía al otro lado de un río, el Amano. Tras casarse, Orihime descuidó sus tareas de tejedora por lo que su padre, el rey Tentei, se enfadó y condenó a los dos amantes a vivir separados, pudiendo verse nada más que una vez al año, el séptimo día del séptimo mes del año (en el calendario antiguo japonés, con lo que en el gregoriano es el séptimo día de agosto), si la princesa completaba su trabajo. Cuando llegó la primera vez, la princesa se dio cuenta de que no existía un puente para cruzar el río, así que lloró tanto que una bandada de urracas se apiadó de ella y le prometieron construir un puente con sus alas cada año (siempre que no lloviera, caprichosas ellas) para permitirle pasar el río y reunirse con Hikoboshi. En esta leyenda, el rey es el Rey Celestial, Orihime es la estrella Vega y Hikoboshi, Altair, separados por el río que es la Vía Láctea.

Me estoy dando cuenta de que estoy escribiendo una parrafada impresionante sin haber puesto ninguna foto. Así que continúo con nuestra historia. El festival Tanabata de Sendai al parecer es el más importante de Japón y ese viernes eran los fuegos artificiales, que tenían lugar en una parte del río que no queda demasiado lejos de mi apartamento, así que nos decidimos a ir a verlos. Nos quedamos un poco lejos, pero se veían bien y no nos molestaba el ruido. Lo malo fue que había mucha humedad y la noche estaba muy pesada, de manera que el humo de los fuegos no se despejaba bien y llegó a tapar varias veces el espectáculo, el cual duró sobre hora y media. Por suerte aún pude sacar alguna foto salvable de la quema (nunca mejor dicho).

Sobre esta última foto, decir que las caras que se ven, en directo eran caras sonrientes, pero al tener que bajar la velocidad de obturación de la cámara, quedaron como una especie de caras maléficas con pinchos. Que sepáis que estas fotos están tomadas sin trípode, así que vuelvo a darme coba por tercera vez en esta entrada (me estoy pasando) para decir que no han quedado nada mal a pesar de todo.

Por cierto, decir que me gusta mucho la palabra japonesa para fuegos artificiales, que es hanabi (花火), literalmente, flor de fuego.

Los dos días siguientes los dedicamos a descansar y a ver un poco el festival. Lo más representativo son los Fukinagashi, cuya traducción es serpentina, al menos la que pone el diccionario, pero es algo diferente de lo que entendemos nosotros por tal.

Esto simboliza los hilos que usa Orihime para tejer. Como se puede ver en esta foto, los fukinagashi están colgados de una rama inmensa de bambú, y es que esta es la manera de decorar las calles en este festival, colgando cosas de ramas de bambú. La bola de la parte superior de los fukinagashi se llama kusudama y parece no tener más significado que el de hacerlo más bonito. Estas bolas están hechas de una bola de entramado de bambú y recubiertas con flores de papel.

Que sepáis que mi madre se lanzó a hacer una de estas flores de papel, justo la que está colgando la mujer de la foto. Así que mi madre contribuyó a hacer más bonito el festival. La verdad es que el trabajo que hace la gente para decorar las calles durante el festival es inmenso ya que cada uno de los fukinagashi está decorado de manera diferente. De todas maneras, parecía que cada uno de los comercios ponía los fukinagashi que quedaban delante. Los había de todos los colores y con todo tipo de decoración, desde los más trabajados a los que estaban hechos de simples tiras de plástico.

Otro de los ornamentos que se pueden ver son los senbazuru, literalmente, mi grullas de papel. Esto son riestras de grullas de papel que simbolizan el deseo de una vida larga y tranquila. Además de las grullas que preparaban en Sendai se recibieron muchas de otros sitios del país y del resto del mundo en señal de apoyo por el terremoto y tsunami del 11 de marzo.

Esto que os pongo aquí tal vez no sea el mejor modelo para ver las grullas pero, no sé muy bien por qué, había cuatro cosas como esta y estaban vigiladas día y noche por guardias, así que supongo que eran importantes. Llamaban la atención las ristras de grullas muy pequeñas que se juntaban unas con otras formando casi un continuo. Una muestra de ello.

En el recuadro os pongo una imagen del detalle de las grullas, aunque no se vea demasiado bien.

También están los tanzaku, trozos de papel en los que se escriben deseos y se cuelgan de las ramas más pequeñas de bambú.

Había también otros elementos, como kimonos y bolsos de papel, pero los que yo os comento quizá sean los que más llamaban la atención a ojos de un extranjero.

La pena es que me gustaría poner muchas fotos para poder enseñaros la cantidad de modelos diferentes de fukinagashi, pero aunque pudiera, no llegaríais a haceros una idea de la cantidad de ellos diferentes que había ni del colorido de las calles.

El domingo por la tarde habíamos quedado con uno de los jefes intermedios en el laboratorio que estoy trabajando porque nos había invitado a ir con él a ver unos fuegos artificiales en un pueblo cercano a Sendai del que ya me he olvidado del nombre. También fue con nosotros el otro chico español que está en el laboratorio y que conoce bastante a la familia del jefe. También fue la secretaria del laboratorio que es de una edad parecida a la de mi madre y sabe hablar un poco de francés, así que se entendieron bastante bien. Los fuegos fueron más cortos pero nos gustaron más que los del viernes en Sendai. También ayudó que el jefe había preparado una barbacoa y estuvimos comiendo mientras veíamos los fuegos.

Al día siguiente, un lunes, el festival continuaba pero yo tenía que trabajar, así que dejé a mi madre a su aire, que disfrutara ella sola del festival. Esa semana, de martes a miércoles ella se recorrió la ciudad y se fue a varios sitios de visita desde aquí, como a Matsushima, bahía de la que hablé en otra ocasión. Lo peor de todo esto es que a partir de ahora ya no se va a decir “¡Eh! Mira a Berto qué bien se las arregla en Japón”, a partir de ahora va a ser “¡Eh! Mira a Carmen, que bien se las arregló por Japón ella sola que su hijo la dejaba abandonada”.

El siguiente fin de semana, en Kioto, pero eso lo dejo para otra entrada, que ésta ya ha quedado muy larga.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

7 comentarios:

  1. Que guapos los fuegos. Seguro que los del pueblillo molaron, que esto de conocer la idiosincrasia de un pueblo por dentro es lo mejor.
    Yo la historia del festibal de Tanabata la conocía por Doraemon, hehe que prestoso estar ahi para verlo.
    Queremos mas,... :)

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  2. Sí que fueron chulos, sí.
    Y qué bien que se apaña la mami. Muy valiente sí señor.
    Me alegro de que os lo pasarais bien.
    Venga, que ahora que estás puesto no dejes para adelante la siguiente aventureta.

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  3. ¡Natural que la Mama se las arregle bien! ¿De dónde pensais que habeis salido vosotros,tan listos y tan guapos, eh?
    Que las Masmas estábamos aquí cuando vosotros aún no habíais nacido. Por cierto, me ha dicho Mamaricarmen que igual se pone con la informática, y yo le he pedido que para el verano próximo, vaya preparando una presentación Power Pointer con las afotos del viaje.
    Muy chulas las tuyas, por cierto.
    A mí me molan las grullas de papel. A Joan le salen muy bien.

    Besicos faticos para él.

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  4. Que chulas las fotos de los fuegos, y las de las grullas de papel, vaya preciosidad.

    Para ser original Qué bien se arregla la mama Carmen sola!! mira que dejarla a la aventura sola, vergüenza! jeje. Que valiente que es.

    A ti los viajes y la aventura te viene de familia :)

    Un abrazo enorme Obi!

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  5. Me ha dejado impresionada la cantidad de grullas de papel!!! Y yo que sólo alcanzo a hacer una pajarita.... Me ha llamado la atención que las enviasen de todas partes, también...

    Algún día tendrías que hablarnos de cómo se recupera la zona por el terremoto (ya sabes, lo mío son los documentales, jejej).

    Ya sabía yo que mi tía no iba a defraduar... Tendría que hacer ella también un blog alternativo con sus correrías...

    Se agradece más movimiento en el blog!!

    :) (me encantaron las caritas sonrientes, jajajaj)

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  6. Yo ya soy fan de mamá-Carmen!! Yo no me atrevería a andar sola sin conocer el idioma.

    Seguro que disfrutasteis un montón.

    Besos!!

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  7. Amano, eh? Así se llamaba el hotel donde estuvimos Maruseña y yo el año pasado en Berlín.

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