domingo, 22 de noviembre de 2009

...visita Hever

Este sábado me fui a visitar el castillo de Hever. Dicho así, seguro que a nadie le suena de mucho, pero seguro que si os cuento que aquí fue donde nació Ana Bolena y más adelante vivió sus amoríos con Enrique VIII, probablemente pueda interesar un poco más. En realidad, este no es uno de los castillos más famosos de Inglaterra, pero la distancia desde Woking me quedaba dentro de un radio de acción aceptable.

Aunque el castillo conserva exteriormente su estilo original, fue restaurado a principios del siglo XX por el millonario William Waldorf Astor. Sí, este es uno de los socios que promovió el famoso hotel neoyorquino Waldorf-Astoria.

El interior se puede visitar, el cual resulta bastante acogedor, a pesar de que se nota mucho la restauración. Aquí se exhibe una pequeña colección de pinturas y objetos de la vida de Ana Bolena y su relación con Enrique VIII, por quien perdió la cabeza, primero metafóricamente hablando y más adelante literalmente. Entre otras cosas, exponen algunas cartas de amor entre ellos cuando aún eran amantes, antes de que Enrique se enfrentara a la iglesia católica y se montara la suya propia para poder divorciarse siempre que quisiera.

Además del castillo, se pueden visitar los jardines que mandó preparar William Waldorf. La parte más lucida es el jardín de estilo italiano, donde se exponen algunas esculturas que el tío se compró en su etapa como diplomático en Roma. Supongo que la fortuna que le venía de familia le ayudaría a hacerlo.

El extremo del jardín italiano da a un lago, así los millonarios propietarios del castillo podían relajarse observando los patos nadando y mirando los pequeños barcos que navegan por sus aguas. Vamos, que vivían bastante mal.

Otras dos peculiaridades de los jardines del castillo son dos laberintos. El primero es el típico de setos altos en el que hay que encontrar la salida, pero lo tenían cerrado. El segundo es un laberinto de agua.

Se trata de encontrar el camino hacia el centro siguiendo las baldosas. La particularidad de este laberinto es que cuando pisas alguna de las baldosas se acciona un mecanismo que abre un conducto de agua, formando una barrera líquida. Lo malo es que en esta época del año, el agua la tenían cortada, pero en verano con los niños tiene que ser divertido. Lo bueno es el espíritu mercantilista que impera, que te has mojado, no pasa nada.

Si es que lo tienen todo pensado.

Después de esto tengo poco más que contar. Aquí todo cierra temprano, así que cogí el coche de vuelta a la casa donde estoy viviendo (aún no me resigno a llamarla “casa” directamente). Como tuve bastante suerte con el tiempo hasta ese momento, a la vuelta estuvo lloviendo a mares. De noche, lloviendo, con muchísimo tráfico y conduciendo por el otro lado, os podéis imaginar, pero esto será objeto de otra entrada, así que ya hablaré más delante de las peripecias al volante.

Besos para ellas y abrazos para ellos.

3 comentarios:

  1. Muy chulo el castillo. Y las fotos como siempre también.
    Cuando hagas una entrada sobre el tráfico ¿podrías comentar las carreteras? Las de aquí son divertidas del tipo asturiano del interior y del tipo pirenáico chungo.
    Ah ¿lo del laberinto lo hiciste? ya supongo que si no te puedes mojar no tiene tanta gracia (para los demás al menos).jeje
    Talue

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  2. No nos das pistas de tu casa... hhmmm... muy inteligente... Pero te aseguro de que como me quede alguna perrica a la vuelta de Reunion, me acercaré a verte. Besotes mil.
    Jorge y Sara.

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  3. MUCHO QUEJARNOS DE LA PERFIDA PERO VAYA EXCURSIONES QUE TE PEGAS TODOS LOS FINES DE SEMANA. ASI CUALQUIERA SE QUEJA.
    BESOS Y ABRAZOS PARA EL.

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